Diccionario del trabajo social
o HÁBITAT. Voz latina, literalmente, “él habita” . Conjunto de factores que carac terizan el área y el ambiente en que vive y se desarrolla una determinada especie animal o vegetal. El hábitat ejerce una cierta influencia sobre el organismo y la psicología del in dividuo y de los pueblos. La noción de hábitat tiene una implicación espacial, cosa que no ocurre con la nw ión de me dio. El hábitat comprende el espacio te rritorial ocupado por una persona o un grupo de personas, que realizan en él las actividades esenciales para la vida. HÁB ITO . Disposición o manera de pro ceder o de conducirse, relativamente es table, adquirida por la experiencia, que ha llegado a ser, en cierta medida, in consciente y automática. Suele confundirse con la costumbre; sin embargo, el hábito difiere de ella; la costumbre es la repetición regular de ac tos, se trata de un hecho objetivo; el há bito. en cambio, es una disposición sub jetiva, que puede ser producto o resulta do de la costumbre. H A C IN AM IEN T O . Ocupación de un espacio por un número de personas que excede la capacidad funcional del mis mo. Así, se puede hablar de hacinamien to en los vehículos de transporte público, de los presos en las cárceles, de los pri sioneros en los campos de concentración, o de los ocupantes de una vivienda. Situación que se produce por exceso de personas dentro de un ambiente y en una proporción, con relación a los metros cúbicos, que supera el mínimo exigido en cuanto a condiciones sanitarias e higiéni cas. H AM B R E . Situación de carencia de ali mentos en la medida necesaria para el buen funcionamiento del organismo y para que la persona se sienta psicológica mente bien. El hecho de que las dos terceras par tes de la humanidad sufran algún tipo de hambre, ya sea oculta o crónica (alimen tación insuficiente en calidad), o aguda y violenta (cuando falta el mínimo indis pensable), constituye, por sí mismo, uno de los problemas sociales más graves que afronta la humanidad y uno de los mayo res desafíos para la política social y el trabajo social. l,a desnutrición proteica y calórica de la primera infancia produce deterioros y secuelas en el crecimiento físico y en el desarrollo cerebral, que son irreversibles. El consumo complementario de proteí nas en la adolescencia o en la edad adul ta no puede remediar estos males. El hambre no sólo deteriora el cuerpo, tam bién dificulta el desarrollo de la capaci dad intelectual por sus efectos en el cere bro. El conocimiento de estas consecuen cias debe ser tenido en cuenta a la hora de establecer prioridades en determina
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