Diccionario del trabajo social

participación popular (coni.) ción adiva (en contraposición a pasiva), pues no se trata sólo de e.'iicir eri algo, si­ no de decidir sobre algo. La idea de una más amplia participa­ ción popular como recurso del desarro­ llo, ha sido extensamente difundida y ad­ mitida a partir de los años se.senta. Den­ tro de los programas de desaiTollo de la comunidad no sólo se considera la nece­ sidad y conveniencia de la participación de la gente, sino que se considera como una de sus características esenciales. Esta idea de la participación se utili­ za con dos sentidos: con alcance pasivo, para indicar la participación en los frutos del desarrollo, mediante la distribución de los bienes de toda índole producidos por la sociedad, y en sentido activo, refe­ rido a la intervención de los integrantes de una sociedad en el proceso de teima de decisiones. Con uno y otro alcance es una concepción restrictiva de la partici­ pación, pues mantiene intactas las estmc- turas de decisión, en donde, en última instancia, “se decide" acerca de las cues­ tiones sustanciales. De esta forma, por una paradoja aparente, se propone a la gente participar, para que nunca tenga una autentica pailicipación. En los programas clásicos de trabajo social, la participación se limita, de ordi­ nario, a la etapa de ejecución; así, por ejemplo, participar en un programa de viviendas es, fundamentalmente, partici­ par en la construcción de las viviendas. En general, la modalidad tradicional li­ mitó la participación a la tarea en la que los llamados “clientes" debían hacer lo decidido por el técnico, quien además no sólo programaba lo que debía hacerse si­ no que, en algunos casos, también deci­ día cómo debía hacerse y, en el fondo, aunque él mismo no lo supiese, estaba el “para qué debía hacerse” . Por lo que se refiere a la idea de participación en el espíritu, estilo y práctica del trabajo so­ cial latinoamericano, tiene un significa­ do y un alcance más amplios. Habida cuenta de que el trabajo social debe in­ corporar, tanto como ello sea posible, la misma pailicipación de la gente en todas las etapas del proceso, esto tiene impli­ caciones fundamentales en su metodolo­ gía de actuación. De ahí surgen las pro­ puestas de "autodiagnóstico”, de "inves- tigación-acción", etc., que son diferen­ tes formas metodológicas que buscan promover y canalizar la participación de la gente. Una práctica que sea acción liberado­ ra presupone — como postula Eiori para la pedagogía, pero que es aplicable al tra­ bajo social— una acción de la persona y no para ella, en la cual “el oprimido ten­ ga condiciones de descubrirse y conquis­ tarse, retlexivamente. como sujeto de su propio destino histórico” , de modo tal que, al investigar, planificar y ejecutar con el pueblo, el trabajo social sirva para que el pueblo descubra sus propios cami­ nos de liberación. Y su propio camino es el que él mismo traza, porque el ir libe­ rándose es ir haciéndose dueño de sus propias decisiones. La participación no es, entonces, algo que se concede, como algunos parecen presumir; es simple­ mente el derecho del pueblo a decir su palabra, a decidir sobre su destino. Esto implica que, en última instancia, las solu­ ciones específicas de la participación po­ pular surgen del mismo pueblo, el cual puede contribuir, creadoramente, a través de sus organizaciones autónomamente organizadas. La participación, a nivel personal, significa decidir sobre lo que concierne a la propia vida y, a nivel de pueblos, significa decidir sobre el pro­ yecto histórico y el destino que ellos de­ sean. Esta participación constituye un as­ pecto e.sencial del proceso de liberación

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