Diccionario del trabajo social
Prólogo Los libros de temática social, como bien se sabe, tienen un mercado corto, se venden poco, salvo los de Ezequiel Ander-Egg. Su Diccionario de trabajo social es un caso sobresaliente no só lo en el panorama de las publicaciones de la mentada temática, si no en el conjunto de su propia obra. Como el autor, al agotarse cada edición de su diccionario, no se deja vencer por la tentación de las nuevas reimpresiones, a mí no me cabe otro remedio que actualizar el prólogo que escribí en 1981; pero he de ratificarme en lo que entonces dije. Escribir un diccionario, en los tiempos presentes, es nadar con tra corriente. La corriente del uso de la lengua castellana la lleva hacia el empobrecimiento y hacia la imprecisión. A más de un po lítico le he oído decir que el léxico de su gremio se compone de cincuenta palabras. Fenómeno igualmente conocido y padecido es el amplísimo abuso de palabras y expresiones de tantos signi ficados o tan cautelares que llevan dentro de sí la renuncia a la precisión: “el tema” , “es como muy, no sé cómo decirte” , “de alguna manera” ... Un diccionario es siempre un desafío a estos achaques y, por ello, un acto de resistencia cultural. Hace sólo unos días participé en una mesa redonda sobre ter minología del trabajo social. Organizó el encuentro un grupo de estudiantes de la Escola de Treball Social de la Generalitat de Ca talunya. Estaban padeciendo el acoso de una pretendida nomen clatura profusa y confusa, y resolvieron salir al encuentro del
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