Diccionario del trabajo social

desarrollo de la comunidad (coni.) mientras que la evolución de la sociedad bajo el modelo liberal-capitalista no los introduce y las relaciones interhumanas se hacen de tipo competitivo. Sin embar­ go, en las mismas sociedades desarrolla­ das, y aun en las sociedades de consumo, existen acciones de tipo comunitario que buscan alcanzar metas que transcienden los intereses individuales. Con la aparición de acciones deno­ minadas "programas de desarrollo de la comunidad" ha quedado consagrada en el campo de la ciencias sociales y del tra­ bajo .social, imponiéndose y reemplazan­ do a otros conceptos similares que se han venido utilizando para designar, de un modo u otro, una serie de acciones para el desarrollo mediante la participación de las comunidades de base. Tal es el caso de expresiones como “organización de la comunidad”, “organización del bienestar de la comunidad”, “acción comunal”, “desarrollo comunal”, “educación de ma- .sa” . “educación fundamental”, “anima­ ción de base” o la expresión combinada, que aún tiene uso. de “organización y de- saiTollo de la comunidad". Los programas realizados en Améri­ ca latina durante la década del sesenta — período de auge de los mismos— fueron denominados de manera diferente, pero, en general, las expresiones con que .se los designó ponían de manifiesto algu­ nas notas esenciales del desarrollo co­ munitario, al menos en las intenciones verbales: Cooperación Popular (Perú), Promoción Popular (Chile), Acción Co­ munal (Colombia), Acción conjunta (Guatemala), Acción Comunitaria (Uru­ guay), Promoción y Asistencia de la Co­ munidad (Argentina). Sin embargo, a pe­ sar de algunos ra.sgos comunes, estos programas fueron concebidos de manera diferente y con contenidos y alcances muy variados. Desde los años cincuenta en Asia y África, y desde los sesenta en América latina, los programas de este tipo han ido adquiriendo una importancia cada vez mayor, hasta el punto que, de una mane­ ra generalizada, los gobiernos admitieron el desarrollo de la comunidad como una técnica social, útil y eficaz, para lograr ciertos objetivos y promover una nueva dinámica social que incorpore a la pobla­ ción como elemento activo del proceso general del desarrollo, contribuyendo a la aceleración del desarrollo económico y social. En ello tuvo gran fuerza iinpulso- ra la Alianza para el Progreso (ALPRO), propuesta por el presidente J. F. Ken­ nedy. Sin embargo, ya en la década del setenta, el desarrollo de la comunidad, como teoría y como práctica, fue per­ diendo significación. Este hecho coinci­ de con la crisis del desarrollismo y con la idea, cada vez más clara, de que la patli- cipación popular que pretende esta técni­ ca social está harto limitada en los mar­ cos del sistema capitalista. Desde finales de los años ochenta, ya no se habla del papel del desarrollo de la comunidad en la planificación y ejecu­ ción del desarrollo nacional. Las preten­ siones son más modestas y más realistas: la acción comunitaria se articula con el desarrollo local, como una forma de sen­ sibilizar y motivar a la gente para que participe en la solución de sus propios problemas. En el marco de los diferentes alcan­ ces que se ha dado a esta expresión, pue­ de constatarse que el desarrollo de la co­ munidad ha sido considerado ct)mo mé­ todo y como programa; en algunos casos, también como proceso y como movi­ miento. Como métoiio, es una forma de intervención social cuyo propósito es la promoción y movilización de recursos

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