Sistemas operativos modernos
Después del éxito del sistema CTSS, MIT, Bell Labs y General Electric (que era entonces un importante fabricante de computadoras) decidieron emprender el desarrollo de un “servicio de computadora”, una máquina que atendiera a cientos de usuarios simultáneos por tiempo compartido. Su modelo fue el sistema de distribución de electricidad: cuando alguien necesi ta energía eléctrica, sólo tiene que insertar una clavija en la pared y dispondrá de toda la elec tricidad (dentro de límites razonables) que desee. Los diseñadores de este sistema, llamado MULTICS (Servicio de Información y Computación MULTiplexado; MULTiplexed Infor mation and Computing Service), imaginaron una máquina enorme que proporcionaba poten cia de cómputo a todos los habitantes del área de Boston. La idea de que millones de máquinas mucho más potentes que su mainframe GE-645 se venden'an a mil dólares cada una apenas 30 años después era ciencia ficción pura, algo así como lo es ahora la idea de trenes supersónicos bajo el Atlándco. MULTICS tuvo un éxito ambiguo. Se le diseñó para apoyar a cientos de usuarios con una máquina apenas un poco más potente que una PC basada en un Intel 386, aunque tenía mucha más capacidad de E/S. Esto no es tan absurdo como suena, porque en esa época la gente sabía escribir programas pequeños y eficientes, habilidad que ya se ha perdido. Hubo muchas razo nes por las que MULTICS no se adueñó del mundo; una de las principales fue que estaba es crito en PL/I, y el compilador de PL/I se retrasó varios años y apenas funcionaba cuando por fin apareció. Además, MULTICS era demasiado ambicioso para su época, algo así como la máquina analítica de Charles Babbage en el siglo xix. Para no alargar la historia, MULTICS introdujo varias ideas básicas en la literatura de la computación, pero convertirlo en un producto serio y en un éxito comercial importante fue mucho más difícil de lo que se había pensado. Bell Labs se separó del proyecto y General Electric abandonó del todo el negocio de las computadoras. No obstante, el MIT persistió y al fin logró poner a funcionar MULTICS. En última instancia, fue vendido como producto co mercial por la compañía que adquirió el ramo de computadoras de GE (Honeywell) y se ins taló en cerca de 80 compañías y universidades importantes en todo el mundo. Aunque no eran numerosos, los usuarios de MULTICS mostraban una lealtad a toda prueba. General Motors, Ford y la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, por ejemplo, apenas retiraron sus sistemas MULTICS a fines de la década de 1990, 30 años después de que salieron al mer cado. Por el momento, el concepto de un servicio de computadora ha perdido ímpetu, pero bien podría reaparecer en forma de servidores gigantes de Internet centralizados a los que se conec ten máquinas de usuario relativamente tontas, realizándose la mayor parte del trabajo en los servidores. En este caso es probable que la justificación sería que la mayoría de las personas no desea administrar un sistema de cómputo cada vez más complejo y quisquilloso, y preferi ría que ese trabajo lo realizara un equipo de profesionales empleado por la compañía que ope rara el servidor. El comercio electrónico ya está evolucionando en esta dirección, y varias compañías operan centros comerciales electrónicos en servidores multiprocesador a los que se conectan máquinas cliente sencillas, algo muy parecido en espíritu al diseño de MULTICS. A pesar de su falta de éxito comercial, MULTICS tuvo una gran influencia en los sistemas operativos subsiguientes. Se le describe en Corbató et al. (1972), Corbató y Vyssotsky (1965), Daley y Dennis (1968), Organick (1972) y Saltzer (1974). También tiene un sitio Web que si
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