Técnicas del automóvil motores

Este fenómeno puede llegar a provocar la rotura del muelle cuando el período de las oscilacio­ nes alcanza un determinado valor, que depende del tipo de muelle y del régimen de giro del motor. Se dice entonces que el muelle ha entrado en resonancia. En la construcción del muelle se tiene en cuenta este factor, el límite de fatiga del material empleado y el tratamiento térmico necesario, todo ello atendiendo a las condiciones de temperatura de funcionamiento. En algunos casos, como el representado en la Figura 5.36, se disponen dos muelles para el cierre de la válvula. Las distintas características de ellos hacen que cada uno tenga su propia frecuencia de resonancia, distinta a la del otro, lo que dificulta que ésta se produzca. Con objeto de elevar la frecuencia de resonancia, en otras ocasiones se fabrican los muelles de manera que en un extremo presentan las espiras más juntas que en el otro, como se muestra en el detalle de la figura. Dicho extremo debe montarse siempre del lado de la culata. Figura 5.36 5.7 BALANCINES, EMPUJADORES Y TAQUES Como ya se ha visto con anterioridad, el mando de las válvulas se realiza en algunos casos directamente desde el árbol de levas situado en la culata, o bien disponiendo los correspondien­ tes balancines, empujadores y taqués, cuando el árbol de levas se aloja en el bloque motor. En este último caso, los mecanismos de mando adoptan generalmente la disposición de montaje que se representó en las Figuras 5.1 y 5.2, donde puede verse que los balancines correspondientes a cada una de las válvulas se montan en un eje que se fija a la culata por medio de soportes ade­ cuados. El acoplamiento entre ambos permite bascular al balancín sobre el eje y, para facilitar este movimiento, el orificio de paso del primero está provisto de un cojinete de bronce, al que se hace llegar el aceite desde el sistema de engrase para su lubricación. Por uno de sus extremos, el balancín actúa sobre la cola de la válvula, presentando la zona de contacto una superficie curva y perfectamente pulida (Fig. 5.37), que atenúa el desgaste entre ambos debido al ligero rozamiento que se produce en el funcionamiento. Por el extremo opues­ to, recibe movimiento de los empujadores, acoplándose a ellos en una superficie esférica, en la que encaja un tomillo, cuya punta adquiere también esta forma y con el cual se realiza la opera­ ción de reglaje. También en un acoplamiento esférico se une el empujador con el taqué. Figura 5.37

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