Técnicas del automóvil motores
y el aire es muy inferior al obtenido entre pared y agua, por cuya razón, a igualdad de carga del motor no es posible con la refrigeración por aire llevar la temperatura de las paredes del cilindro a los valores obtenidos con la refrigeración por agua. Por esta razón, tanto las paredes del cilindro como las de la culata están provistas de aletas, de manera que se obtenga una mayor superficie de contacto entre las paredes y el aire. Igual mente puede mejorarse el coeficiente de transmisión del calor de las paredes al aire aumentando la velocidad de éste, lo que puede lograrse canalizándolo convenientemente utilizando un poten te ventilador, como se muestra en la Figura 8.41. Figura 8.41 El aire es aspirado por el ventilador C, a través del conducto B y filtro A, para ser enviado hacia el motor, lamiendo las aletas de sus paredes, de las que evacúa el calor depositado, para salir por el conducto E al exterior, mientras otra parte lo hace por D después de enfriar el cárter inferior, donde está depositado el aceite de engrase. El temiostato G mueve una trampilla que regula el caudal de aire que pasa hacia las aletas de refrigeración, posicionándola de acuerdo con la temperatura del motor, controlándose de esta manera la temperatura. La refrigeración por aire presenta la ventaja esencial de la sencillez de su diseño y estructura, así como del número de componentes, pero en la actualidad es empleada solamente en vehículos de pequeña potencia, dada la mayor eficacia de los sistemas de refrigeración por agua. En este sistema de refrigeración se dispone generalmente un radiador para el sistema de engrase, con objeto de obtener una mejor refrigeración del aceite. Este radiador también está expuesto a la corriente de aire. La cantidad de calor transmitido de las paredes al aire viene dada por una expresión análoga a la obtenida en los sistemas de refrigeración por agua: Q = kATS, donde Q es la cantidad de calor, k el coeficiente de transmisión, AT la diferencia de temperaturas entre las paredes y el aire, y 5 la superficie radiante. De aquí se deduce que la forma más idónea de lograr una buena refrigeración consiste en aumentar la superficie radiante. Igualmente puede mejorarse el coefi ciente k de transmisión del calor de las paredes al aire aumentando la velocidad de éste.
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