Técnicas del automóvil motores

dedor de la bujía formando capas, o se pulveriza uniformemente en toda la cámara de combus­ tión (distribución homogénea). La Figura 18.13 muestra la estructura de un inyector de este tipo, donde el paso de corriente por el arrollamiento 3 produce el levantamiento de la aguja 5, apoya­ da en condición de reposo sobre su asiento 6 por la fuerza del muelle antagonista 2. A causa de esta acción, se deja libre el orificio 7 de salida por el que puede verterse el combustible que llega a través del filtro 1 y circula por el interior del cuerpo 4 del inyector, rodeando a la aguja 5. El levantamiento de la aguja hasta una altura establecida determina la sección de paso y la pulverización del combustible, que penetra en la cámara de combustión empujado por la presión existente en la rampa de inyección. Figura 18.13 El caudal de combustible inyectado es función de la diferencia de presiones entre la existente en la rampa de inyección y la que hay en la cámara de combustión, por cuya causa el chorro de combustible tiene diferente forma y penetración cuando es inyectado durante la carrera de admi­ sión o al final del tiempo de compresión. Los inyectores de alta presión se excitan por medio de un circuito electrónico en la unidad de control del motor. Para que su apertura se realice del modo más rápido posible se realiza la acti­ vación en tres fases, como muestra la Figura 18.14: primero se le da una breve premagnetiza- ción, luego se le aplica una tensión aproximada de 90 voltios para lograr la apertura y finalmen­ te se reduce la tensión para mantenerlo abierto. De ahí resu ta una intensidad de corriente de hasta 10 amperios en la apertura, pero una vez realizada ésta, resulta suficiente una tensión de 30 voltios y una intensidad de 3 a 4 amperios para mantenerlo abierto. 10 l(A) k Figura 18.14 Puede observarse en la figura que en la primera fase se aplica al inyector una tensión baja y pulsatoria, de frecuencia fija, que suministra la escasa corriente (3 amperios) de magnetización del electroimán y cubre los efectos de autoinducción de la bobina, pero la fuerza del campo magnético creado es insuficiente para levantar la aguja, por lo que no hay inyección de combus­ tible. Seguidamente, la central electrónica incrementa la tensión aplicada hasta los 90 voltios, con el consiguiente aumento de la corriente en la bobina (hasta 10 amperios) que potencia el campo magnético rápidamente y provoca el levantamiento de la aguja, produciéndose la inyec­ ción. Cuando la aguja alcanza su máxima elevación, se reduce la tensión aplicada a la bobina, pues es suficiente con utilizar 12 voltios de manera pulsatoria para mantener una corriente de 3 a 4 amperios, suficientes para que la aguja se mantenga levantada.

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